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CRÉDITOS
En tierra guaraní serpentea dosis de veneno

El aislamiento obliga a pobladores ribereños a consumir agua cruda del río Pilcomayo. La cantidad de metales pesados dependerá de la temporada, así lo demuestran análisis científicos cuyos valores sobrepasan los límites para la salud. A moradores que no beben de esta fuente, la contaminación igual podría llegar de manera indirecta a través de la ingesta de animales que se abastecen del caudal. Los informes anuales de la Comisión Trinacional son tratados con hermetismo.

Por Karina Godoy - Última Hora

Don Quirino Pereyra empuja la vieja carretilla de lata cargada con un bidón de agua proveniente del río Pilcomayo. El polvo se eleva y cubre sus gastados zapatos a medida que avanza por el árido camino a casa. Es una escena cotidiana en la comunidad ribereña La Dorada, en el departamento de Boquerón. Allí, en el aislado territorio chaqueño, el cauce es la única fuente para calmar la sed. Aunque sea un agua cruda, que a veces aparece traslúcida, pero más veces turbia.

En el mismo río que abastece a don Quirino y a su familia, aguas arriba, en la frontera con Argentina y Bolivia, meses atrás se detectó la presencia de plomo, manganeso y níquel con valores que superan los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Padrón de calidad de aguas en el territorio de Paraguay.

La contaminación por metales pesados se confirmó en un análisis de agua superficial del río Pilcomayo, realizado por especialistas del laboratorio de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS) y del Centro de Estudios Regionales Tarija (CERDET), quienes llegaron hasta la triple frontera y otros dos puntos aguas arriba en mayo de 2022 para hacer la toma de muestras y posterior estudio a pedido de los medios Última Hora, Acceso Investigativo (Bolivia) y El Tribuno (Argentina).

Para esta investigación también se analizó una base de datos de 760 resultados de metales pesados medidos en la cuenca durante tres años consecutivos (del 2015 al 2017) por la Oficina Técnica Nacional de los Ríos Pilcomayo y Bermejo (OTN-PB), en el 2021 por la Secretaría de Recursos Hídricos de Salta-Argentina y en el 2022 por el Ministerio de Ambiente de Paraguay, que nunca antes habían salido a la luz pública aunque el Gobierno los tenía. Las autoridades siempre han sabido de la existencia de metales tóxicos en el agua del Pilcomayo en el Gran Chaco Americano.

Metales pesados superan los parámetros de la OMS en el Pilcomayo

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Mapa Intercativo

Límite de cuenca río Pilcomayo

Lugares de muestras:

  • 1 Tacobamba
  • 2 Puente Méndez
  • 3 Puente Aruma
  • 4 Puente Ustares
  • 5 Villa Montes
  • 6 Ibibobo
  • 7 Esmeralda
  • 8 Pozo Hondo-Misión La Paz
  • Valor por encima del límite permitido según la OMS
  • Valor igual o próximo al límite permitido según la OMS

Don Quirino se turna con su esposa, Amalia Vacaflor, para acarrear el agua. No saben qué tan contaminada está, la única certeza que tienen es que la necesitan para sobrevivir. Caminan cerca de 100 metros para llegar a la vivienda, luego vuelven por más provisión hasta donde se encuentra el tanque, que con la fuerza de un motor absorbe el torrente.

"El tanque no lo tenemos cerca de la casa porque el caño está caro, entonces colocamos aquí en la costa del río", comenta doña Amalia, quien es la que mayormente interactúa con los visitantes. La mujer vive en Paraguay, es de Argentina y tiene el acento boliviano, tono característico de los residentes en la triple frontera.

Durante el viaje, al menos los rayos del sol no despliegan su máxima fuerza. Por momentos el tiempo está nublado y corre un suave viento, lo que hace más llevadero el rutinario traslado de un cargamento indispensable.

Doña Amalia, pobladora de La Dorada, en Paraguay, donde beben agua cruda del río Pilcomayo, donde más arriba se detectó la presencia de metales pesados.

La pareja logra traer a casa los litros necesarios para la semana. Pero antes de descansar un rato falta el último proceso clave; Amalia vierte pequeñas gotas de lavandina (una solución de hipoclorito de sodio) en el agua, deja reposar y en un rato todos en su casa la beberán. El gusto, describe, tiene un cierto sabor a lodo. "Pero es rica, estamos acostumbrados. Lo ideal sería echarle cloro, pero cuesta conseguir por aquí, entonces ponemos un poquito de lavandina", expresa con un tono de resignación.

Esta misma realidad la viven otros pobladores del Chaco donde no hay servicio de agua por tuberías, no tienen pozos artesanales, los camiones cisterna del gobierno local o nacional no llegan o son esporádicos y tampoco acceden al acueducto inaugurado en junio de 2022 en el departamento de Boquerón.

El último informe del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Erssan), de 2021, reporta que cerca de 900.000 paraguayos no reciben agua a través de las redes; a ese grupo pertenece Quirino, Amalia y cientos de chaqueños, indígenas y no indígenas.

En la zona de estos pobladores ribereños no llegan las asistencias estatales. El camino de tierra es intransitable por lo que con su familia, relata, arreglaron un tramo teniendo como herramienta pala, azada y hacha. "Arreglamos porque no entraban ni los camiones que venden mercaderías", señala Amalia y muestra un vídeo de cuando despejaban arbustos en el camino desierto bajo los 40 grados de sol y viento seco.

Ella y sus vecinos, quienes también consumen el agua sin tratar, comentan que hasta el momento no tienen molestias relacionadas al agua. Y claro, las consecuencias en la salud no son inmediatas, se las ve a largo plazo, en 15 o 20 años, porque los metales pesados presentes en el agua se bioacumulan en el cuerpo, según advierten los médicos.

"No sabemos más adelante", considera Humberto Medina, también habitante de La Dorada. En su caso, cuenta con una camioneta que le permite ir hasta un pozo comunitario que queda a varios kilómetros, pero cuando hay escasez bebe agua del río. "A veces llega muy turbia, dejamos reposar y luego tomamos".

Más contaminante

En la cuenca alta, en territorio boliviano, colapsó un dique de metales pesados en julio de 2022, en la comunidad de Agua Dulce del departamento de Potosí, sur de Bolivia, zona que aporta al afluente trinacional.

"Apenas nos enteramos del caso cargamos toda el agua que pudimos en tanques y en el tajamar para los animales que criamos", expone Medina.

A 60 kilómetros de La Dorada, aguas arriba, en el pueblo Nivaclé de San Agustín el temor se instaló al enterarse por las noticias sobre el derrame. Pero duró poco tiempo. Para los habitantes que dependen de la pesca, la necesidad es más fuerte que el miedo. "Acá nadie vino a avisarnos si estaba bien o estaba mal la situación del río. Solo por unos días no pescamos, luego seguimos con la actividad normal", lamenta Diego Tomás, líder de la comunidad que vive en medio del aislamiento, en el departamento de Boquerón.

El río Pilcomayo para la comunidad Nivaclé de San Agustín es la principal fuente de alimento.

Ante el caso que cobró alta trascendencia y la presión mediática, las autoridades paraguayas comunicaron que la contaminación, supuestamente, logró ser contenida antes de llegar al territorio nacional basándose en el informe emitido por la cancillería de Bolivia, aunque también indicaron que aguardaban los resultados finales de la Comisión Trinacional para el Desarrollo de la Cuenca del Pilcomayo (CTN). Esta institución monitorea la calidad del agua pero para conocer los resultados sobre metales pesados, vía web, se necesita de un permiso. La información queda en manos de ejecutivos que viven a cientos de kilómetros del río y no llega a la gente que sobrevive en la ribera, como Amalia, Quirino o Diego.

"Generalmente la Trinacional alza los datos normales en la web. Y los datos de ciertos metales se comparten con las cancillerías de Paraguay, Bolivia y Argentina. Dudo que estén en la página", fue la declaración del director de la Comisión Nacional y delegado técnico en la Comisión Trinacional para el Desarrollo de la Cuenca del Río Pilcomayo, Arthur Niedhammer.

Mientras tanto, los análisis realizados por la universidad de Tarija en mayo de 2022, para esta investigación periodística trasnacional, muestran que antes del desastre ambiental los metales pesados ya estaban presentes en la triple frontera (Esmeralda y Villa Montes). Con precisión: manganeso, níquel y plomo, con valores de entre dos y siete veces por encima de lo aceptado por la OMS y la norma paraguaya. Pero además, entre 2015 y 2017, en el municipio del vecino país, Villa Montes, el agua no solo traía esas sustancias tóxicas sino también cromo, arsénico y cadmio con valores hasta 190 veces superiores a lo permitido para la salud.

Las muestras tomadas en la frontera entre Pozo Hondo de Paraguay y Misión La Paz de Argentina, en diciembre del 2021, también arrojaron como resultado valores que exceden el límite permitido de: cromo, manganeso, níquel, cadmio y plomo, según resultados de laboratorio solicitado por el Gobierno de Salta Argentina al que se pudo acceder tras una petición de acceso a información pública según la ley del vecino país.

Zona fronteriza entre Pozo Hondo de Paraguay

Zona fronteriza entre Pozo Hondo de Paraguay y Misión La Paz de Argentina, donde se realizaron muestras en diciembre del 2021 y se detectó presencia de metales pesados con alto valor.

En Paraguay el monitoreo del río Pilcomayo no es permanente. El ingeniero Niedhammer no supo precisar cuándo fue la última vez que realizaron los análisis. Detalló que los "normales" se hacen, pero los de metales pesados no, por el alto costo. "Entonces se fía en los análisis que la Trinacional hace", justificó.

La Trinacional, comentó, realiza el monitoreo todos los años y son los datos oficiales. "Hay algunos metales que de por sí en el Chaco son altos, como el boro, pero están todos dentro de los parámetros normales de lo que es el histórico, no es que haya aumentado o disminuido. En síntesis, las aguas del Chaco tienen metales pesados naturalmente, como el hierro, por la característica del suelo", agregó.

Sobre el derrame de contaminantes en el afluente del Pilcomayo, en el lado de Bolivia, Niedhammer sostuvo que es difícil que llegue al territorio paraguayo, pero a la vez dejó abierta la posibilidad. Luego mencionó que se hicieron las limpiezas respectivas y que generalmente en ese sitio donde ocurrió el derrame llueve muy poco. "Es un afluente del Pilcomayo y todavía faltan casi 30 kilómetros para que llegue al río. Son casi 300 kilómetros que tiene que recorrer de Bolivia hasta donde hacemos la medición que es en Pozo Hondo, en Paraguay, y Misión La Paz, del lado de Argentina".

El delegado técnico argumentó que con la cantidad de agua se diluye todo el material y no se mezcla con el agua sino con el suelo. "Es muy difícil que esos sedimentos lleguen, por el peso, hasta Pozo Hondo (Paraguay) y Misión La Paz (Argentina)". Esta es la respuesta frecuente que también se da en los países vecinos ante los cuestionamientos de la población, mientras los resultados de laboratorio muestran lo contrario.

Niedhammer expresó que a la larga se deben intensificar las medidas porque la actividad minera es grande y siempre han habido derrames. "Es importante que los tres países tomen un poco más en serio el tema de las minerías porque va a ir en aumento. Desde la época de los españoles se está explotando metales en Bolivia", advirtió el delegado técnico en la Comisión Trinacional para el Desarrollo de la Cuenca del Río Pilcomayo.

Paraguay, Bolivia y Argentina realizan el aporte monetario para el funcionamiento de la Comisión Trinacional. En el lado paraguayo se destina un presupuesto anual de 200.000 dólares (USD), según Niedhammer.

Enfocados en el aislamiento

Pozo Hondo es la comunidad más cercana al límite con la triple frontera. En este punto del territorio la preocupación sobre la probabilidad de que los contaminantes desciendan hasta tierra guaraní se percibe en algunos pobladores, aunque para otros pareciera una realidad muy alejada o se resisten a aceptar, sobre todo aquellos que dependen de la actividad pesquera.

Si bien los moradores no beben el agua del río, los animales que sirven para consumo sí. Como cabras, ganado y cerdos.

El aislamiento en el que vive esta localidad ribereña del río Pilcomayo hace que la preocupación y reclamo se centre en un camino de todo tiempo, que se concrete el asfaltado, y mayor cobertura sanitaria.

En Pozo Hondo apenas cuentan con un puesto de salud. Para la atención de casos de mayor complejidad deben trasladarse por un camino con alta concentración de arena, que cuando llueve es pantanoso, lo que ocasiona que los vehículos -que deben ser todo terreno- se estanquen fácilmente.

"Hay que llamar a la ambulancia que es de la comunidad Pedro P. Peña (San Agustín), distante a 60 km por camino de tierra. Y si tenemos suerte está disponible. Mientras que si viene por el camino feo, con talcal (por la arena fina parecida al talco), se espera mucho tiempo. Ya tuvimos un señor accidentado que murió así porque esperó cerca de siete horas", lamenta el poblador Freddy Vera.

Precario Puesto de Salud

Precario Puesto de Salud en Pozo Hondo. No cuenta con ambulancia propia y el centro que les da soporte se encuentra a 60 kilómetros por un camino arenoso e intransitable.

En esta zona se registran cuadros gastrointestinales. Las afecciones respiratorias también son comunes. “Lo que más tenemos por acá son diarrea, vómito y gripes. A veces se recurre a las hierbas medicinales, pero muchas veces es tan fuerte la enfermedad que ya no hace efecto. Por eso necesitamos más insumos en nuestro puesto de salud, además de más profesionales porque dos licenciados no son suficientes”, expresa Miguel Ángel Jaimes, actual presidente de la comisión vecinal de Pozo Hondo.

“A veces tenemos malestares, no sabemos ni por qué”, indica Miguel Ángel. Su hermana, Teresa Jaimes, añade que podría ser por el agua no tratada. Pero no tienen la expresa certeza porque simplemente no se investiga.

La Unidad de Salud Familiar de San Agustín, a 60 kilómetros de Pozo Hondo, es la que da soporte a todas las comunidades de la zona, como a gente de La Dorada, a pesar de que también es precaria. Para una atención de mayor complejidad deben viajar hasta Mariscal Estigarribia, que requiere un viaje como mínimo de cinco horas. El doctor de San Agustín, Gabriel Medina, señala que en las últimas semanas hubo un leve aumento de casos de náuseas, vómito y diarrea. Sin embargo, tampoco se puede confirmar que esté relacionada con el agua contaminada ya que nunca se realizan estudios para medir la calidad.

"En esta zona la mayoría tiene pozo, de ese lado no hay tanta preocupación, pero en cuanto a la pesca muchos dejaron de hacerlo por el miedo. Otros continúan sin problema", comenta el doctor.

Análisis de agua y sedimento

El derrame de contaminantes ocurrido en julio del 2022 obligó al Ministerio del Ambiente y Desarrollo de Paraguay (Mades) por primera vez a realizar un muestreo del agua, en la localidad de Pozo Hondo, y hacer un análisis físico químico y de metales en su laboratorio.Pero los resultados no fueron difundidos a través de la página o las redes sociales de la institución.

El estudio fue realizado luego del pedido hecho por la Armada paraguaya de la zona, para que a partir del estudio puedan adoptar las medidas que sean necesarias, como la posibilidad de prohibir actividades en el río.

Los encargados del área de laboratorio del Mades indicaron a este medio que la contaminación generada en Bolivia, aún no alcanzó la triple frontera, según los resultados laboratoriales de las muestras tomadas el 18 de agosto del 2022. Los valores de cobre, cromo, níquel, cadmio, arsénico, sodio y potasio aseguraron que están dentro de los parámetros permitidos en Paraguay. Algunos elementos aparecieron con valores altos y alegaron que es por la característica natural del suelo; el límite del manganeso es de 100 ug/l y el resultado arrojó 316, el valor del hierro fue de 1.419 ug/l mientras que el límite permitido es solo de 300.

Por otro lado, la cantidad de plomo hallado fue de 11 ug/l, que para agua clase II, que comprende abastecimiento doméstico después de tratamientos convencionales, balneabilidad, irrigación de vegetales y cría de animales para consumo humano, el resultado no debe superar 10 ug/l.

Análisis

En análisis hecho por el Mades el plomo, hierro y manganeso sobrepasaron los límites permitidos por OMS y normativa local. Pero los datos no fueron difundidos en las plataformas del Ministerio.

También sobrepasaron los límites la turbidez, los sólidos totales disueltos, el nitrógeno, nitrógeno amoniacal, fósforo. En análisis microbiológicos con altos valores se encuentran los coliformes totales.

Los representantes del Ministerio en principio se resistieron a mostrar los documentos, pero tras un pedido vía Ley de Acceso a la Información se vieron obligados a enviar los resultados.

La bióloga de Bolivia, Ludmila Pizarro, explica que no es garantía que los valores sean bajos, el riesgo se encuentra en la frecuencia de tiempo de consumo y la época. Estas sustancias se van almacenando en el cuerpo y generan alteraciones.

La contaminación en la cuenca alta, afirma, llegará a aguas abajo, que es donde quedan depositadas en el sedimento. "De que llega a Paraguay y Argentina llega, puede que en una época más tardía, pero se sedimenta. Los metales se depositan en la cuenca baja".

Días antes de la declaración de técnicos del laboratorio, el director de Recursos Hídricos del mismo Ministerio, José Silvero, expuso que "tengo que revisar bien los resultados finales, pero…no creo que el equipamiento del Mades pueda medir a ciencia cierta los metales pesados". Luego se excusó con que no debe meterse en un área que no es su competencia y confesó: "todavía no estoy empapado con los resultados finales".

Insistió que la situación "no es para alarmar a la población". Sin embargo, los resultados de los análisis realizados para esta investigación transfronteriza, antes de que sucediera el derrame minero en Bolivia, muestran que los metales tóxicos ya habían tocado la puerta del Paraguay.

"En el Pilcomayo siempre hubo presencia de metales pesados atendiendo a que históricamente la fuente del río fue zona de minería. Residuos de metales pesados en el Pilcomayo hay, pero no hay un caso como para alertar a la población ni de crear emergencia. Pero sí hay que tener cuidado con el tratamiento previo del agua, por lo menos hervir antes de tomar porque eso sí, va a haber contaminantes biológicos", expuso el director de Recursos Hídricos del Mades.

Los peces, afirmó, pueden absorber los metales pesados presentes en el agua, el contaminante se concentra en las grasas de las vísceras pero argumentó que en la zona no se consume esa parte del animal.

Ante la consulta de qué medidas tomará el Mades, justificó que suelen emitir recomendaciones como evitar el consumo de peces muertos y derivó la responsabilidad a la Comisión Nacional, que depende del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (Mopc). "Debería haber una campaña de concienciación que debe encabezar la comisión del Pilcomayo", expresó el funcionario del Ministerio del Ambiente y Desarrollo.

Que el monitoreo se mantenga, dijo, también depende de la Comisión. Aseguró que el Mades forma parte de la organización pero es esta la que toma las decisiones.

Análisis

Un convenio entre el diario Última Hora y el Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (CEMIT), dependiente de la Dirección General de Investigación Científica y Tecnológica de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), permitió levantar muestras de agua y sedimentos en el área de la triple frontera en el mes de agosto de 2022.

Técnicos del CEMIT

Técnicos del CEMIT (UNA) en el momento de toma de muestra de agua y sedimento en Pozo Hondo.

El estudio, ya en laboratorio privado, arrojó resultados dentro de los rangos establecidos. Esto no debe extrañar ni generar alivio. Los valores coinciden con el histórico que se ha registrado en Bolivia en su trayecto por el Chaco. En agosto, en la frontera, los niveles de los metales pesados son mínimos y hasta nulos para algunos de ellos, mientras que los máximos picos de contaminación -los valores que exceden toda normativa y recomendación para salud- se registran entre octubre y diciembre. Hay una explicación para esto y resulta vital que la población lo conozca.

La doctora de Paraguay Laura Flores, especialista en evaluación de riesgos ocupacionales y ambientales que afectan a la salud humana, explica que hay períodos en los que los resultados salen todos negativos porque el movimiento de metales y metaloides es cíclico, así como los diversos contaminantes, tanto en el agua como en el sedimento. "El resultado negativo no indica que sea así todo el tiempo. Hay que hacer un monitoreo permanente", advierte

Sobre todo, aclara, porque siempre hay actividad minera y otras productivas que pueden afectar al margen del río.

Además se debe hacer correlación con indicadores de clima y con algún tipo de accidente que se haya tenido en el vecino país. También identificar cuál es la población, en el lado paraguayo, que utiliza el agua del Pilcomayo: si es para consumo de personas, animales, tajamares, fuente de riego. “Es importantísimo”, remarca la profesional.

Considera que deben ser permanentes los monitoreos de agua y sedimentos y la vigilancia de la salud de las personas de la zona.

"Mientras no tengamos un perfil de los monitoreos y ver realmente qué está pasando con los sedimentos, tanto de forma antropogénica -lo que los humanos liberan en el ambiente- o de forma natural -de la corteza terrestre en sí-, tampoco se puede afirmar. Siempre hay riesgos mientras no se toman acciones", señala la especialista.

¿Qué efectos generan los metales pesados en la salud?

Todas las sustancias investigadas tienen algún efecto en la salud, expresa la doctora Flores. Algunas, indica, se encuentran normalmente en el cuerpo y son parte necesaria para el metabolismo, como el zinc y manganeso, pero en pequeñas cantidades. No obstante, advierte que cuando estos son altos se tendrán diferentes consecuencias.

En el caso del manganeso, expone que los altos valores afectan a nivel neurológico, por ejemplo, movimientos lentos de manos, piernas, coordinación motora y un poco de temblores.

Mientras que metales como el plomo, que no es requerido como nutrientes para el cuerpo, tiene impacto negativo en los huesos y diferentes tipos de afecciones cardiovasculares, en riñones y sistema nervioso. Desde el lado hematológico, afirma, se puede dar una anemia que no podrá ser explicada porque no es por deficiencia de hierro.

En el caso del sistema nervioso, detalló que el plomo causa una disminución del rendimiento cognitivo en los adultos, problemas articulares, y en los niños es mucho más grave por el retraso cognitivo, baja estatura y alteración en la audición. "La exposición de los niños al plomo es terrible", asevera.

El arsénico tampoco es necesario para la vida humana. Señala que es tóxico y un carcinógeno del Grupo 1, con evidencia suficiente en humanos, por lo que su monitoreo es fundamental.

"Yo he visto análisis anteriores de sedimentos, en el lado de Paraguay, donde sí había arsénico", comenta Flores. Sobre todo cáncer en hígado, también lesiones en la piel, se encuentra seca, descamada, con queratosis, también en lo que tenga que ver en el hígado".

Efectos en la salud

En cuanto al cromo, explica que se tienen tres tipos de valencia: trivalente, tetravalente y hexavalente. Este último es el carcinógeno y se tiene en actividades productivas como la curtiembre (proceso que transforma la piel animal en cuero). También puede causar lesiones en la piel, cáncer en el estómago y daño reproductivo.

Se debe hacer una correlación entre la morbilidad, de qué se enferma la población del lugar, y ver si se tiene factores de riesgos ambientales. Es una vigilancia en salud ambiental para monitorear todos los metales pesados que se tengan. "Hay que sentarse a analizar, faltaría hacer la unión", indica la especialista.
La alimentación de origen animal, como la proveniente de la vaca, cabra o peces que crecen consumiendo agua del río contaminado con metales pesados, es una forma indirecta de introducir esas sustancias tóxicas al organismo. Depende, además, de cada sustancia, ya que algunas son fáciles de liberar pero otras pueden bioacumularse como el mercurio y el plomo, detalla la doctora.

Animales

Especialista afirma que el consumo de animales, cuya cría fue dependiente del río contaminado, es una forma indirecta de la ingesta de sustancias dañinas.

Cada una de las sustancias tendrá un ciclo de vida dentro del cuerpo de animales como en el de los humanos. "Por supuesto que si consumimos una vaca y se depositó plomo en el hueso del ganado también vamos a estar recibiendo eso".

Los metales si bien necesitan liberarse del cuerpo, seguir como una ruta, tampoco desaparecen del ambiente. Lo que va a ocurrir, según la especialista, es que acorde a la condición y estado de salud de cada persona, hay elementos que son más afines a la grasa, otras a las uñas, al pelo, tejido renal, cardiovascular. Van a depositarse y el cuerpo siempre tratará de eliminarlos, cada uno tendrá su ciclo de eliminación bien sea por la orina y materia fecal, sobre todo. "Algunos se van a bioacumular y tendrán efectos en el cuerpo si es que la persona los sigue consumiendo".

Los motivos de consultas más frecuentes en los hospitales de referencia donde deben acudir los moradores del área de la ribera del Pilcomayo, principalmente Mariscal Estigarribia son: anemia, asma y tumores benignos, según datos del Ministerio de Salud Pública entre los años 2017 y 2020.

Existe además un alto subregistro de las afecciones de salud, considerando el aislamiento en el que viven y por ende la falta de cobertura sanitaria.

La directora de la XVI Región Sanitaria, Esther Bogado, señala que en la zona, por el momento, no registran motivos de consultas relacionadas con una posible contaminación por metales pesados.

Son pocos los médicos que viven en la región, advierte Bogado. La inaccesibilidad y la distancia causan una alta rotación de personal, “renuncian porque es lejos, les cuesta. Somos pocos los profesionales que residimos en la zona. La mayoría viene y va para su guardia”, detalla.

Respuestas que no alcanzan

La doctora Flores considera que el problema del agua es por la falta de coordinación entre las instituciones, factor que debería ser clave y no trabajar de manera aislada. Asevera que: “Es agua de nadie”.

La Comisión Trinacional, en su respuesta vía mail para esta investigación, evitó responder sobre la presencia o no de metales pesados en el Pilcomayo. Si los pobladores quieren conocer qué hay en el río que los alimenta, deberán solicitar permiso a los ejecutivos, mediante un computador o celular inteligente y acceso a Internet, pero donde ellos viven ni siquiera tienen agua segura. Además, deriva la responsabilidad de comunicar sobre la calidad de agua a la Comisión Nacional y al Ministerio de Ambiente, mientras que este último se excusa con que el presupuesto tiene la Nacional.

Ajeno a los deslindes de responsabilidades, a los nivaclé como Diego no les queda otra que seguir consumiendo pescado bajo la incertidumbre, mientras que Amalia y Quirino continuarán con la pequeña carretilla trasladando agua del Pilcomayo; el río transfronterizo por donde serpentea dosis de veneno.