Los costos de los medicamentos en Bolivia han crecido 50, 100 y hasta 200 por ciento en los últimos dos años debido a la escasez de dólares oficiales. Las farmacias se desabastecen y, cuando se consiguen los remedios, los precios son muy elevados. En los establecimientos públicos también hay carencia. Los proveedores ya no se presentan a las licitaciones porque estas toman como referencia el dólar oficial. Pacientes de cáncer, renales y de otras enfermedades crónicas, los más perjudicados.
Texto: Nancy Vacaflor. Foto: Karem Mendoza, de ANF, para la #LaHoraDeBolivia*
“Si no tenemos dinero, pues es esperar nomás nuestra muerte”, afirma Marco Antonio Torres, un padre de familia que hace maromas para conseguir los ocho bolivianos diarios que necesita para controlar la hipertensión de su esposa, María Cristina, derivados de problemas renales que sufre desde hace 10 años.
En febrero de 2023, apenas un par de años atrás, antes de que los dólares empezaran a escasear y los productos importados subieran de precio, solo requería 3,50 bolivianos al día. Al mismo tiempo, pagaba 350 bolivianos por un catéter para hemodiálisis que ahora le cuesta 700 bolivianos y que dura entre uno y tres meses.
Para prevenir complicaciones en la salud de los riñones de un paciente renal, es prioritario mantener estable la presión arterial. Sin embargo, no es fácil. Los precios de los medicamentos se han duplicado, pero el ingreso de Marco Antonio ha caído estrepitosamente porque no solo tiene menos trabajo, sino que le pagan menos por las mismas tareas.
La siguiente tabla muestra un comparativo de lo que Marco Antonio pagaba cada día en 2023 por medicamentos para controlar la presión arterial de su esposa y lo que paga hoy.
“No parece mucho, pero para nosotros es bastante. Cada día debemos comprar esos medicamentos, porque de eso depende nuestra vida”, cuenta este hombre que anima fiestas infantiles de cumpleaños como payasito. Antes de la pandemia y la crisis económica podía ganar hasta 1.300 bolivianos en la semana y ahora apenas recibe 250 bolivianos. En años anteriores atendía hasta tres eventos, ahora solo lo contratan para uno.
“Con la devaluación esa plata ya no alcanza para nada”, se lamenta. Incluso afirma que el monto que recibe por la discapacidad de su esposa “ya no sirve”, pues, además de comprar los remedios, debe mantener a tres de sus seis hijos, que todavía son menores. Toda la carga recae sobre él.

En las farmacias privadas hay medicamentos, pero el costo ha llegado a duplicarse, según el producto.
La actual crisis por la escasez de dólares en Bolivia se debe, en parte, a la caída en la producción y exportación de gas. Además, la decisión del Banco Central de mantener fijo el tipo de cambio en Bs 6,96 y restringir los dólares que puede conseguir a esa tasa cualquier persona originó un mercado paralelo en el que la moneda estadounidense llegó a dispararse hasta 20 bolivianos. Esto ha elevado los precios de los productos importados y ha incidido en toda la cadena de producción y comercialización, de tal manera que los precios de la canasta familiar han aumentado.
En el ámbito de la salud “la subida de los dólares ha causado un desastre terrible”, afirma Fernando Romero, médico y vocero del Sindicato de Ramas Médicas de Salud Pública de La Paz en Bolivia.
Por la falta de la divisa y la necesidad de recurrir al mercado paralelo para adquirirla, las importadoras han incrementado los precios de medicamentos, equipamientos e insumos relacionados con la salud. Solo en la industria farmacéutica los costos se han incrementado 50, 100 y hasta 200 por ciento. El peso de esa realidad recae de manera particular en los pacientes con algún tipo de enfermedad crónica, como las cardiovasculares, las mentales, las renales, la diabetes y el cáncer.
Rosario Calle, representante de la Asociación de Pacientes con Cáncer en Bolivia, hace notar que los enfermos y los familiares de este tipo de personas están atravesando problemas similares a los de Marco Antonio Torres.
Por un lado, faltan medicamentos en los hospitales públicos. Incluso hay remedios que no se encuentran en sus farmacias. Cita que, por ejemplo, en el Hospital de Clínicas no hay los medicamentos paliativos, los “más básicos”.
Esa escasez que resalta Calle la verificó la Defensoría del Pueblo el martes 22 de julio en el Hospital de Clínicas, tras las denuncias de pacientes de recibir un mínimo de las medicinas que les recetan. En esa diligencia, encontró que usuarios de las unidades de Salud Mental y Neurología y del Sistema Único de Salud (SUS) indicaron que en la mayoría de los casos solo obtienen el 20 % del total de medicamentos necesarios para sus tratamientos médicos.

Por otro lado, muchas familias son de escasos recursos económicos y, por más que los medicamentos no sean muy caros, representan una pesada carga para su magra economía. “Van a la farmacia del hospital y les dan dos o tres cositas, y el resto tienen que comprarlos”, sostiene la representante de los pacientes con cáncer.
Para ella, esto hace que la situación de estas familias sea muy difícil “porque ni el paciente ni el cuidador trabajan”, debido a que la persona con cáncer demanda permanente atención, mucho más si recibe tratamiento de quimioterapia o está en fase terminal.
Hospitales del sistema público con déficit de medicamentos


El sistema de salud estatal adquiere los medicamentos mediante licitaciones públicas, a las que pueden postular las importadoras; sin embargo, según Fernando Romero, estos procesos están fracasando porque se pretende comprar medicamentos con el “inexistente” tipo de cambio oficial.
“El costo es con el dólar oficial: 6,96. En todas las licitaciones, pedimos a los proveedores que participen para comprarles medicamentos, pero quedan desiertas, sin que nadie se presente. La razón es que las importadoras trabajan con el dólar no oficial”, afirma.
Argumenta que por eso “ninguna importadora quiere vender medicamentos al sistema público”, lo que en su opinión está provocando la escasez de algunas medicinas para los tratamientos de cáncer, diabetes e hipertensión.
Con esta versión coinciden otros involucrados. Según Fabiola Flores, profesional de Servicio al Pueblo, parte del problema que observó la Defensoría del Pueblo en el Hospital de Clínicas obedece a la falta de participantes en los procesos de compra atribuida a la fluctuación de precios por la escasez del dólar. Como consecuencia, deben declarar desiertas las convocatorias.
A su vez, la jefa de farmacias de ese hospital, Pilar Limachi, explica que se están adquiriendo medicamentos mediante compras menores, para no dejar sin abastecimiento a los pacientes, pero, de igual manera, pocas empresas se presentan a esas convocatorias. También atribuye las demoras a factores como los precios referenciales y su variación.
Por esta situación, los pacientes se ven forzados a acudir a las farmacias privadas donde los costos se triplican. Así ocurre, por ejemplo, con el comprimido de pregabalina, usada para el dolor neurálgico crónico, que costaba Bs 8 o 9 y ahora está entre Bs 20, 22 o 25.
“Mi mamá fue operada, su médico tratante nos pidió 12 medicamentos, pero en la farmacia solo me entregaron dos y me indicaron que los otros 10 debemos comprarlos. Pero nosotros no tenemos recursos, ya que venimos de provincia”, relató la hija de una paciente de oncología quirúrgica a la Defensoría.

Fernando Romero detalla que, en el sistema de salud, en el Hospital de la Mujer, en el Hospital de Clínicas, hay problemas graves de fármacos para terapia intensiva. Entre ellos se incluyen antibióticos y medicinas para mejorar la producción de sangre o para controlar las convulsiones de personas epilépticas. “Lamentablemente todos estos medicamentos llegan de importación, todos, porque no producimos en el país”, sostiene el vocero del sindicato.
Bolivia solo tiene capacidad de producir un 45 % de los fármacos de una Lista Nacional de Medicamentos (Liname) que está integrada por 780 ítems, entre medicamentos e insumos médicos; el resto es importado, informó la jefa de la unidad de investigaciones de la Defensoría, Susana Salinas.
Los siguientes son algunos de los medicamentos que más escasean en Bolivia:
Antibióticos
- Imipenem
- Vancomicina
Cáncer (opioides para el dolor)
- Metadona
- Tramadol
Enfermedades mentales
- Amitriptilina (antidepresivo que también se utiliza para dolores neuropáticos)
- Clorpromazina (sedante, antisicótico y antiemético)
Epilepsia
- Carbamazepina (convulsiones)
Hipertensión
- Carvedilol
- Losartán
- Lupino
Anemia
- Eritropoyetina
Estreñimiento crónico
- Lactulosa
Fiebre y dolor
- Metamizol
- Paracetamol (acetaminofén)
Complicaciones gastrointestinales
- Omeprazol (acidez estomacal y reflujo)
- Metoclopramida (náuseas, vómitos y otros problemas digestivos)
- Ondansetron (náuseas y vómitos)
Dolores neurológicos crónicos
- Pregabalina
En un centro privado, la médica a cargo, que optó por reservarse su identidad, contó que los medicamentos de marca son más caros, por lo que, cuando es posible, los profesionales recetan genéricos, que incluyen los de producción nacional. Sin embargo, explica que las medicinas para enfermedades como el cáncer son, necesariamente, importadas.
“Los mismos pacientes nos piden que los medicamentos sean baratos”, sostiene la doctora. Comenta que antes tenía muchas muestras médicas “prohibidas para la venta” que les dejaban los visitadores médicos, pero que, desde la crisis, se las proporcionan en cantidades mínimas.
Una buena salud no solo requiere de medicamentos para enfrentar alguna enfermedad, sino de una buena alimentación, que en estos tiempos está difícil, dice Marco Antonio Torres. Para él comer carne resulta un privilegio que solo puede darse una vez a la semana. “Si quiere la realidad de mi vida: Antes comíamos carne, ahora comemos arroz con huevo”.
“Atender la salud es diario y se necesita un presupuesto”, dice Torres, quien también representa a la Asociación Vida y Esperanza, que agrupa pacientes renales, muchos de ellos sin suficientes recursos económicos para su tratamiento. El dilema en estos tiempos es batallar para poner los alimentos en la mesa o garantizar los medicamentos.
*Esta historia hace parte del especial Relatos del Absurdo, primera entrega de la iniciativa #LaHoraDeBolivia, liderada por CONNECTAS en alianza con un ecosistema de medios bolivianos. Desde hoy podrás leer crónicas de lo que está pasando en este país, en la antesala de las elecciones nacionales.